Cuando descubrimos el calzado respetuoso, nos preguntamos: ¿Tiene sentido cambiar los zapatos de mis hijos ahora que caminan sin dificultad? Si ya camina bien, ¿para qué cambiar? Y nos entran dudas como ¿Y si no le sujeta el pie lo suficiente?
En este post vamos a hablar sobre algunos mitos arraigados del uso del calzado respetuoso
Mito 1: “Ya camina bien, no necesita barefoot”
Lo primero… Caminar bien no significa que el desarrollo del pie haya terminado. De hecho, el pie infantil no se considera completamente formado hasta los 12-14 años.
El calzado tiene un papel fundamental, porque puede acompañar y respetar ese desarrollo o, por el contrario, puede condicionarlo y limitarlo. Si nuestros hijos utilizan zapatos con suela rígida, drop, refuerzos en el talón o puntera estrecha (consulta aquí las características del calzado respetuoso) , esto puede afectar mucho a la forma que tienen de caminar, a su equilibrio, su postura…
Uno de los beneficios principales del calzado respetuoso es que no interfiere en el movimiento natural del pie y, por lo tanto, ayuda a fortalecer los músculos, los ligamentos y los huesos. ¿Y esto que supone? Pues que nuestros hijos tengan una pisada más estable y funcional.
Mito 2: “El calzado barefoot es solo para bebés”
Error 🙂 Aunque es especialmente recomendable en la etapa de primeros pasos, el barefoot es una opción válida a cualquier edad. Según crecen los niños, también van cambiando sus necesidades. Su juego es cada vez más activo, corren más, pasan más tiempo al aire libre…
¿Qué le va a permitir un calzado respetuoso?
- Se va a adaptar a sus movimientos,
- No limita el juego libre
- Le permite sentir el terreno
- Ayuda a mejorar su coordinación y percepción corporal.
Mito 3: “El barefoot no sujeta lo suficiente”
Que el calzado barefoot no sujeta el pie lo suficiente es una de las creencias más extendidas. Estamos acostumbrados a que los niños lleven calzado que les «sujete el pie». Sin embargo, el pie humano está diseñado para moverse libremente, no para ser sujetado. Por tanto, lo que un niño sano necesita es:
- Libertad de movimiento.
- Estimulación natural.
- Contacto con el suelo.
Entonces, ¿por qué seguir con barefoot si ya camina bien?
Estos son solo algunos de los beneficios de continuar con barefoot durante toda la infancia:
- Estimula el desarrollo muscular y óseo del pie.
- Favorece una pisada más natural y equilibrada.
- Mejora la propiocepción y el equilibrio.
- Reduce el riesgo de alteraciones como el pie plano rígido, dedos en garra o alteraciones posturales.
- Aumenta la comodidad y la libertad de movimiento en el juego.
Cómo saber si el calzado actual está frenando el desarrollo
Hazte estas preguntas sobre los zapatos que lleva tu hijo o hija ahora:
- ¿Se pueden doblar fácilmente con una mano?
- ¿Tienen suela plana (sin desnivel entre talón y puntera)?
- ¿La puntera permite que los dedos se abran sin presionarlos?
- ¿Tiene algún tipo de refuerzo en el talón o el puente?
- ¿El niño dice que le aprietan, pesan o le hacen daño?
Si la mayoría de respuestas son negativas, quizá sea el momento de dar el paso hacia un calzado más respetuoso.
El hecho de que tu hijo o hija camine bien no significa que cualquier zapato sea adecuado. El barefoot no es una moda ni una solución solo para bebés: es una filosofía que busca respetar el desarrollo natural del cuerpo.
Seguir usando calzado respetuoso, incluso cuando los peques ya caminan con soltura, es una forma de proteger su salud a largo plazo y de garantizar que cada paso que den lo hagan con libertad, seguridad y autonomía.